DETENER LAS EMOCIONES NEGATIVAS
P. ¿El control de las
emociones es un objetivo razonable?
R. El control de las
emociones es una cosa muy difícil.
Es una
parte muy importante del estudio de si, pero no podemos empezar con el control
de las emociones, porque no entendemos bastante acerca de las emociones.
Me
explicaré: lo que podemos hacer desde el principio mismo de la observación de
la función emocional es tratar de detener una manifestación particular en
nosotros mismos.
Debemos
tratar de detener la manifestación de las emociones negativas.
Para
mucha gente, ésta es una de las cosas más difíciles, porque las emociones negativas
se expresan con tanta rapidez y facilidad que no es posible atraparlas.
Empero,
a no ser que usted lo intente, no podrá realmente observarse, de modo que desde
el principio mismo, cuando observe las emociones, deberá tratar de detener la
expresión de las emociones desagradables.
Este es
el primer paso.
En este
sistema, a todas estas emociones desagradables, violentas o depresivas, las
llamamos con el nombre de emociones
negativas.
Como
dije, el primer paso es tratar de no expresar
estas emociones negativas; el segundo paso es el estudio de las
emociones negativas mismas, haciendo listas de ellas, hallando sus conexiones
(porque algunas de ellas son simples y algunas son compuestas) y tratando de
entender que son absolutamente inútiles.
Suena
extraño, pero es importe entender que todas las emociones negativas son
absolutamente inútiles: no sirven a ningún propósito útil, no nos familiarizan
con cosas nuevas ni nos aproximan a cosas nuevas, no nos dan energía; sólo
desperdician energía y crean ilusiones desagradables.
Incluso,
pueden destruir la salud física.
En
tercer lugar, luego de cierta cantidad de estudio y observación, podemos llegar
a la conclusión de que podemos librarnos de las emociones negativas, de que no,
son obligatorias.
Aquí el
sistema ayuda porque muestra que, de hecho, no hay un centro real de las
emociones negativas, sino que éstas pertenecen a un centro artificial en
nosotros, que creamos en la infancia, imitando a la gente con emociones
negativas que nos rodea.
La
gente incluso enseña a los niños a expresar emociones negativas.
Entonces,
los niños aprenden aún más por imitación; imitan a los niños mayores, los niños
mayores imitan a los adultos, y de ese modo, en edad muy temprana, se
convierten en profesores de emociones negativas.
Es una
gran liberación cuando empezamos a entender que no hay emociones negativas
obligatorias.
Nacimos
sin ellas, pero por alguna razón desconocida nos enseñaron emociones negativas.
Ouspensky
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